lunes, 30 de marzo de 2020

COVID 19, fakes y algo de Historia





Recientemente se han producido importantes sucesos que han comprometido la seguridad biológica a nivel global.
El más significativo de ellos ha sido una nueva epidemia causada por un virus denominado COVID-19, que tiene su origen en China y continúa extendiéndose por todo el mundo. 
Unido a este incidente, se han diseminado con profusión una serie de noticias falsas o distorsionadas sobre un programa de guerra biológica como el origen de la enfermedad.
Lejos de este supuesto programa, lo que verdaderamente se vislumbra es un enfrentamiento comercial entre norteamericanos y chinos. El conocimiento, las materias primas y las tecnologías de la información son algunos de los nuevos campos de batalla donde se va a dirimir este nuevo conflicto.
En el verano de 2019 se produjo un incidente cuando las autoridades sanitarias canadienses expulsaron de sus instalaciones de Winnipeg a una prestigiosa científica china y a su equipo de investigadores y estudiantes. Este hecho quedó envuelto en un halo de misterio, que fue magnificado a través de las redes sociales.

Sin embargo, el incidente de Winnipeg podría ser estudiado en su conjunto unido a una serie de acciones cometidas por determinados individuos para hacerse con materiales biológicos o conocimientos científicos.
De un lado se encuentra China como potencia emergente y revisionista, mientras que la Zona de Libre Comercio del norte de América pugna por continuar siendo el motor económico y tecnológico mundial.
El enfrentamiento global que se está produciendo en todos los ámbitos, se presenta como una pugna por el conocimiento, la biotecnología, las materias primas y la tecnología de las comunicaciones. No obstante, no se deben perder de vista otros aspectos que no se pueden desligar, como podría ser el ámbito de la seguridad y la defensa.
De forma paralela a este enfrentamiento se han producido hechos significativos de impacto global. Uno de ellos ha sido la nueva epidemia por el coronavirus COVID-19, que ha tenido su origen en China.
Es indiscutible que para los chinos el golpe económico, sanitario y social ha sido abrumador y que necesitarán un tiempo significativo para volver a sus planteamientos de expansión como nueva potencia global.

Mientras la epidemia continúa su evolución, sus efectos se comienzan a sentir en otros territorios, incluida la vieja Europa. Por ello se hace necesario reflexionar acerca de que, independientemente de los medios con los que se cuentan, se debe persistir en la previsión y la constante adaptación ante los nuevos desafíos y amenazas que se puedan presentar en un futuro, que cada vez se encuentra más cercano y se configura más incierto.
Los virus son microorganismos infecciosos muy sencillos. Tan solo contienen en su interior material genético (ARN o ADN) y se encuentran rodeados por una cubierta constituida por proteínas, cuya función es ayudar a que el material genético del virus penetre en otra célula. Esto es debido a que no son capaces de reproducirse por sí mismos. 
Por ello necesitan una célula huésped a la que infectar y después de entrar en ella la utilizan para replicar copias de sí mismos y multiplicarse. Una vez que lo han conseguido, pueden romper la membrana de esa célula y trasladarse a otras, repitiendo exponencialmente el proceso de infección.
Los coronavirus constituyen una conocida familia vírica que afecta al ser humano y a los animales, como aves y mamíferos, teniendo capacidad de salto entre especies. Los casos más comunes hasta ahora han sido la gripe común, que varía de año en año, u otras más peligrosas como el Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS por sus siglas en inglés) o el Síndrome Respiratorio de Oriente Próximo (MERS por sus siglas en inglés)

El impacto mediático de la aparición de la nueva variedad de coronavirus que surgió en Wuhan (COVID-19), ocasionó que un grupo de investigadores publicasen el borrador de un artículo científico sin revisar, en el repositorio bioRxiv, en el que se vislumbraba que este nuevo virus podría haber sido manipulado genéticamente.
Ante las abrumadoras críticas, el artículo fue retirado hasta que su revisión pudiese confirmar o desmentir sus afirmaciones.
Los autores dijeron hallar 4 inserciones en la glicoproteína del COVID-19 que solo se encuentran con exclusividad en este virus y no en el resto de la familia.
Sorprendentemente, cada una de estas inserciones se relacionaba con la disposición que posee el virus de la inmunodeficiencia humana (SIDA, VIH por sus siglas en inglés). Además, se observó que las 4 inserciones eran segmentos cortos de proteínas del SIDA VIH-1. Los tres primeros se correspondían con la glicoproteína de superficie «gp120» y el cuarto con la proteína «Gag» VIH-1. De este modo, los segmentos «gp120» serían los encargados de la identificación y establecimiento de la unión a la célula huésped, a través de un receptor primario denominado «CD4», mientras que el segmento «Gag» tendría la misión de unirse a la membrana celular de su víctima y la inserción vírica en esta.
Esta disposición apuntaba a que no parecía que se hubiese realizado algo al azar por una mutación en la naturaleza, ya que es difícil asimilar que se hayan producido cuatro coincidencias fortuitas con dos proteínas clave de otro virus no relacionado, como en este caso es el HIV-1. Desgraciadamente, al adquirir la glicoproteína de superficie «gp120», el virus obtuvo la capacidad de infectar a la especie humana.

Sin embargo, en la comunidad científica se iniciaron las investigaciones para contrastarlos resultados del artículo de bioRxiv. Los científicos notaron que, aunque las inserciones del COVID-19 son similares a los del HIV-1, estas se encuentran en otros muchos virus y no hay ninguna razón que haga pensar que provienen del virus del SIDA.
Todas las posibles fake news al respecto fueron rebatidas por un nutrido grupo de prestigiosos investigadores, quienes realizaron un comunicado en apoyo de los profesionales de la salud que luchaban contra el COVID-19 en China. En un artículo científico proclamaron que se unían para «condenar enérgicamente las teorías de conspiración que sugieren que COVID-19 no tiene un origen natural».
En la misma línea se manifestó el Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), quien resaltó que la «información errónea» dificultaba el trabajo de los profesionales sanitarios, «desviaba la atención» de las autoridades decisorias y causaba«confusión y miedo» al público. 

Hace casi 40 años Dean Koontz escribió sobre el diseño de un virus hacia el año 2020 en un laboratorio militar de la ciudad de Wuhan. Cuando se produjo el brote infectocontagioso, el libro de Koontz prendió como la pólvora en las redes sociales.


La prestigiosa doctora Xiangguo Qiu se vio envuelta el pasado año en un incidente de biocustodia, relatado en detalle más adelante y que fue difundido a través de redes indias especializadas en guerra biológica. Según Dany Shoham, teniente coronel microbiólogo israelí retirado, varios de los estudiantes tutorizados por la doctora en Canadá tenían relación con instalaciones militares en China.
Además, de acuerdo a Shoham, la Comisión Nacional de Salud de China aprobó la investigación relativa a los virus de la fiebre hemorrágica, Ébola, Nipah y la fiebre de Crimea-Congo en las instalaciones de Wuhan, y en marzo de 2019, los chinos certificaron la capacidad operativa de un laboratorio en Wuhan con «nivel de bioseguridad 4» (BSL4). El nivel de bioseguridad de dicha instalación permite pues manipular los microorganismos patógenos más agresivos que puedan existir en el mundo.

A ello habría que añadir que el Instituto de Veterinaria Militar chino se encontraba estudiando el virus de la fiebre del Valle del Rift y que el Instituto de Microbiología de Pekín llevaba a cabo un estudio sobre el virus de Marburgo. Para Shoham esto era altamente sospechoso, ya que afirmaba que solo el Nipah se encontraba presente en China o los países limítrofes, por lo que no entendía el estudio de los otros microorganismos.

La teoría de la conspiración: el paciente saudita y la muerte del Dr. Plummer:
 En 2012 se produjo, en el hospital en el Hospital Dr. Soliman Fakeeh de la ciudad saudí de Jeddah, el extraño caso de un paciente que presentaba un cuadro clínico de fiebre, expectoración, tos y dificultad respiratoria. El microbiólogo egipcio Dr. Ali Mohamed Zaki, que trabajaba para los saudíes, identificó en los pulmones del paciente un tipo de coronavirus desconocido. Zaki, después de intentar identificarlo infructuosamente, buscó el asesoramiento del Dr. Ron Fouchier, un prestigioso virólogo del Centro Erasmus de Rotterdam.
El coronavirus llegó a las instalaciones canadienses de Winnipeg el 4 de mayo de 2013, donde Plummer dispuso del virus para obtener pruebas de anticuerpos y comprobar otros posibles casos de infección mediante la comparación con los anticuerpos de posibles pacientes. 
En marzo de 2019 se produjo un controvertido envío a China de microorganismos, donde no consta la transferencia del coronavirus, pero que ocasionó la expulsión de un equipo de investigadores chinos encabezados por la doctora Qiu, dejando abiertos muchos interrogantes.
Para dejar aún más oscura la intriga, el profesor Plummer murió fulminado por un ataque al corazón en febrero de 2020, cuando se encontraba en Kenia como conferenciante distinguido durante la celebración del cuadragésimo aniversario de la colaboración entre las universidades de Manitoba y Nairobi.


Los incidentes de Winnipeg y la guerra comercial.

El Laboratorio Nacional de Microbiología (NML) de Winnipeg es una institución dependiente de la Agencia Nacional de Salud Pública Canadiense (PHAC por sus siglas en inglés). En este centro se trabaja, en colaboración con entidades nacionales y extranjeras, en la prevención, detección, identificación y preparación de las medidas necesarias contra las más peligrosas enfermedades transmisibles.
Una de sus instalaciones es el denominado «Laboratorio 101», uno de los pocos laboratorios BSL del mundo, lo que le permite manipular virus tan peligrosos como pueden ser el ébola, Lassa y Nipah.
La doctora Xiangguo Qiu es una prestigiosa viróloga que trabajaba en estas instalaciones hasta su expulsión en extrañas circunstancias. Obtuvo su título de medicina en China y en 1996 se trasladó a Canadá a completar sus estudios, iniciándose en la investigación sobre tratamientos con anticuerpos, moléculas que el organismo produce de forma natural para defenderse contra una infección. Los trabajos de la doctora le llevaron a identificar ocho posibles anticuerpos contra el virus del ébola, que finalmente quedarían reducidos a un «cóctel de tres». Su administración permite al organismo la respuesta humoral de forma inmediata, en tanto en cuanto el organismo inicia este proceso de forma natural mucho más lenta.


A partir de estas experiencias se desarrolló el medicamento ZMapp, que en 2014 permitió la curación de dos misioneros contagiados por ébola en Liberia, por lo posteriormente el tratamiento se generalizó salvando innumerables vidas.
En 2018 la doctora Qiu, junto al Dr. Gary Kobinger, recibió el prestigioso premio canadiense del Gobernador General en Innovación. 
Qui disfrutaba en el laboratorio del puesto de jefe de sección de desarrollo de vacunas y terapias antivirales en el programa especial de patógenos y era profesora adjunta en el Departamento de Microbiología Médica de la Universidad de Manitoba. 
Además, era profesora asociada de la universidad china de Tianjin, donde había cursado sus estudios. Su posición le permitió que trabajase junto a ella su marido,Keding Cheng, bacteriólogo reconvertido a virólogo, y varios estudiantes provenientes de China.
A principios de julio de 2019 las autoridades del NML prohibieron la entrada a sus instalaciones del matrimonio de científicos y sus estudiantes chinos, alegando incumplimientos de los protocolos y, aunque el tema se dejó en las manos de la Real Policía Montada, se calificó como un «asunto administrativo».
A este respecto el referido profesor Frank Plummer, director del NML hasta 2015 y recientemente fallecido, declaró que no había nada que espiar en el laboratorio y que todos los trabajos realizados se encontraban publicados en fuentes abiertas de literatura científica.



Sin embargo, este incidente no había sido el primero en producirse en el NML, ya que en 2009 el investigador Konan Michel Yao fue arrestado por el FBI en el paso fronterizo de Pembina, entre Manitoba y Dakota del Norte, llevando 22 viales (uno de ellos con genes no contagiosos del virus ébola). Yao había dejado de trabajar para los laboratorios de Winnipeg y se llevó los viales para supuestamente continuar sus investigaciones. El laboratorio no había informado de la desaparición del material biológico y Plummer tuvo que reconocer que el incidente fronterizo le fue comunicado por la Policía Montada.

Lo anteriormente descrito constituye un fallo en la biocustodia necesaria en este tipo de instalaciones. Además hay que tener en cuenta que, a pesar de los resultados publicados en fuentes abiertas, el material biológico retirado podría estar sujeto a patente, lo que podría ser constitutivo de delito. El resultado podría interpretarse como una falta de control sobre los conocimientos o know how y una brecha en la difusión de información sensible o incluso de uso dual.
Volviendo a 2019, parece que el nuevo incidente fue algo más que un simple incumplimiento. Qiu viajaba a China con asiduidad, pero más concretamente durante  el curso escolar 2017-18 había visitado al menos cinco veces la instalación de Wuham, que fue certificada como laboratorio BSL en enero de 2017. A este respecto es muy posible que Qui participase en la formación del personal de este laboratorio chino. Qui también visitó la Academia de Ciencias de China, la Universidad de Tsinghua, la Academia de Ciencias Médicas de China y el Instituto de Biotecnología de Pekín. 
La trazabilidad de las acciones de Qui determinó que entre Canadá y China se habían transferido, en el mes de marzo de 2019, muestras de virus viables de ébola y Nipah en un vuelo comercial. En el mes de mayo la PHAC remitió el citado «asunto administrativo» a la Policía Montada, lo que desembocó en la expulsión del matrimonio de científicos y sus alumnos chinos. Aunque parece que las condiciones de seguridad de las muestras eran las adecuadas, no se ha constatado que el envío fuese autorizado con el necesario acuerdo de transferencia y protección de la propiedad intelectual.
En un amplio contexto, las relaciones entre Canadá y China atraviesan por una etapa tensa tras la detención de Meng Wanzhou en el aeropuerto de Vancouver, a requerimiento de EE.UU. Esta ejecutiva de Huawei se encuentra pendiente de entrega a los estadounidenses, que la acusan de cargos de espionaje y fraude.
Entretanto, las autoridades chinas han detenido a dos canadienses por espionaje, mientras que a un tercero se le acusa de tráfico de drogas, por lo que podría ser sentenciado a muerte. Además, las importantísimas exportaciones canadienses de colza sufren impedimentos para entrar en los puertos chinos.
Lejos de amedrentarse, el primer ministro Trudeau ha retrasado la decisión de permitir a Huawei el establecimiento de la red «5G» en Canadá. Mientras, se alzan voces en favor de la seguridad nacional y de la permanencia canadiense en el bloque occidental.
La cuestión se amplió a territorio estadounidense cuando el 28 de enero de 2020 fue arrestado el jefe del departamento de Química y Biología Química de la Universidad de Harvard, el doctor Charles Lieber. Al parecer Lieber había realizado falsas declaraciones sobre su relación con la Universidad Tecnológica de Wuhan.
En paralelo a este caso se acusó a la teniente del Ejército Chino, Yanqing Ye, de actuar como agente extranjero en el departamento de Física, Química e Ingeniería Biomédica de la Universidad de Boston, al tiempo que investigaba documentación militar estadounidense. La teniente no pudo ser arrestada, ya que había salido de los EE.UU. oportunamente. No fue así para Zaosong Zheng, que pudo ser detenido en el aeropuerto Logan (Bostón) cuando intentaba llegar a China con 21 viales en su equipaje. Zheng investigaba células cancerígenas.
Todo parece apuntar a que el caso que ha involucrado a lo largo del globo a varios científicos se debe a una cuestión de patentes y propiedad intelectual, de una importancia extraordinaria en la pujante industria farmacéutica. No se tiene constancia que en esta transferencia de tecnología se hayan producido errores que pudieran haber llevado a una extensión de enfermedades infecciosas.
La competencia entre el bloque norteamericano constituido principalmente por EE.UU. y Canadá y la nueva potencia revisionista en que se ha erigido China no se circunscribe al ámbito objeto de este artículo, sino que se está produciendo en todos los contextos, en los que se han podido constatar importantes tensiones en relación con conocimientos, materias primas y telecomunicaciones.

Por desgracia, en medio de esta guerra comercial ha surgido el caso del nuevo coronavirus con origen en Wuhan. En un mundo interconectado, al igual que en otras ocasiones, la epidemia se está extendido y todavía se desconoce cuándo podrá ser contenida y sus efectos sobre la salud y la economía global.


José Ignacio Castro Torres
COR.ET.INF.DEM
Doctor en Estudios de Paz y Seguridad Internacional
Especialista en Defensa NBQ.
Analista del IEEE