El Título de "Abogada" de Cristina
En la
Universidad de Charleston, en Virgina Occidental, un profesor emérito de esa
añeja casa de estudios, confió que, según el Departamento de Estado, la
“señora” que nos preside, en realidad, SÍ se graduó de abogada en 1977.
Pero amplió sobre el detalle que está compilado en un
dossier, elaborado por la embajada americana en Buenos Aires.
El hecho es, que en efecto, su legajo completo se
encuentra en un cofre de seguridad en un banco platense, cuyo titular es el
Rector de la Universidad de la Plata.
Pero allí se atesora algo que es muy diferente a lo que
al parecer toda nuestra prensa considera como un historial estudiantil plagado
de borrones, como los que se exhibieron oportunamente.
Los antecedentes son mucho más complicantes y dolosos
que una carrera inconclusa, que en apariencia devino con la graduación.
Hay un título de abogada a nombre de esta mujer.
Pero está a nombre de Cristina Wilhelm.
Atando cabos sueltos se cae en la cuenta que si estas
presunciones salen a la luz pública, toda la gestión parlamentaria, y por sobre
todo la presidencial, sería nula, de nulidad insanable.
Se gestaría un escándalo de proporciones insospechadas e
incalculables, ya que todo acto jurídico, -seamos indulgentes por un instante-
desde los comicios del 2007, hasta el presente, serían inexistentes y la
punibilidad de tal conducta, estaría encuadrada en los preceptos de la segunda
parte del Art. 292 y su concordancia con el inc. 5 del Art 174, ambos del
Código Penal de la Nación, que tornarían dicho reproche criminal, en concurso
ideal como inexcarcelables.
Hace años atrás, antes de esta revelación rebosante de
iniquidades, pero muy consonantes con las correrías delictivas de los Kirchner,
alguien contó que esta ¿Presidente?, en realidad es hija de un suboficial mayor
de la Armada, que prestaba servicios en los astilleros de Río Santiago y cuando
advirtió que la preñez de la madre de Cristina -Ofelia- iba en progreso, se
tomó las de villadiego.
Por entonces no existía la irrefutable prueba del ADN,
sino lo que se conocía como “trato y fama”, para acreditar la filiación.
Que luego apareció un tal Fernández, chofer de
colectivos de una línea de media distancia y se hizo cargo del “paquete”; y que
es el padre biológico de su hermana menor, Giselle.
Ahora bien, es muy probable que sabedora de la verdad en
su juventud, Cristina por repudio a su putativo y aparente padre, haya optado
por mantener la identidad de su tronco materno y desde una visión humanitaria
no es reprochable.
Pero sí lo es su ocultamiento, cuando se inició en estas
lides cloacales de la política.
Aunque meditándolo un instante, su conducta fue bastante
compatible con el ocultamiento de su verdadera identidad, cuando decidió unir
su destino al hijo de un usurero y nieto del afamado y más tristemente
proxeneta de Río Gallegos, como “Nosferatu” Kirchner.
Por eso nunca se colegió en ningún distrito judicial y
se mantuvo a la sombra de su cómplice/cónyuge.
Quien más ó quien menos, todos tenemos algo en nuestras
vidas, que optamos por tratar de olvidar.
Es difícil casi siempre, erguirse para arrojar la
primera piedra.
Pero lo es mucho menos, cuando una mujer que cree ser la
mandataria de la voluntad popular le ha mentido descaradamente a su Pueblo .
Y además de ello, se ha esmerado en hacer de nuestra
existencia, una cosa miserable y amarga de contemplar.
Es allí, precisamente en esa dirección, en la que
debemos de analizar su comportamiento disociante, desestabilizador y tan odioso
como plagado de una repugnante ruindad.
Cuenta a su favor con jueces federales del Departamento
Judicial de La Plata, lo suficientemente complacientes, para que dispongan una
diligencia de allanamiento y secuestro de esa caja de seguridad, en la que
presuntamente está depositada la piedra angular de toda la inseguridad.
Nota: Un título de abaogada no la habilita para el Doctorado y su presengacion pública de Dra .
Inf by Bajada de línea
No hay comentarios:
Publicar un comentario