sábado, 30 de junio de 2018

Sobre Héroes y Olvidos....... Malvinas

A lo largo de mi vida he tenido el orgullo y el honor, de poder encontrarme con ex combatientes de Malvinas y en algunos casos tenerlos de compañeros de trabajo como el caso del Cabo Enfermero Ernesto Ismael Urbina.. pero eso lo cuento en otro momento
A través de sus vivencias pude comprender lo que soportaron, lo que sufrieron, el arrojo en cada acción que llevaron a cabo, que debiera ser recordado siempre, puesto en valor, porque definitivamente más allá de las heridas de esa guerra, queda algo mucho peor, que es el olvido al que han sido sometidos.
Hoy les voy a contar la historia de uno de ellos, con el cual tengo el privilegio de tener contacto y poder leer sus anécdotas a través de la red social #Twiter.
Su nombre es Hugo Mancini, mendocino, de la tierra del sol y del buen vino , uno de los sobrevivientes de aquella guerra .......uno de esos "Héroes olvidados" .
Y así entre charla y charla me contó su historia que quiero compartir:


"Fuí suboficial de la Fuerza Aérea. Egresé de la escuela de suboficiales que se encuentra en Ezeiza en diciembre de 1975.
Estuve varios años destinado en la base aérea de Río Gallegos.
En el año 1978, y mientras prestaba servicios en Río Gallegos; estuve participando como muchos otros del operativo que se llevó a cabo con vistas a un posible conflicto bélico con Chile; conflicto éste que se suspende, si mal no recuerdo, en la madrugada del 23 de diciembre de ese año.
En el año 1981 realizo un curso de artillería antiaérea.
En el año 1982, en la primera semana de junio , soy desplegado a Malvinas junto a mi batería de artillería antiaérea.
La Batería constaba de
-1 jefe de batería
-9 suboficiales jefes de pieza antiaérea
-27 soldados asistentes de pieza
-1 operador de radio
-1 observador adelantado
Esa era la dotación de mi unidad. Nosotros habíamos sido el relevo de otra dotación similar que regresó a Río Gallegos cuando nos quedamos en Malvinas.
Cuando llegué lo hice en un segundo turno. Las hostilidades habían comenzado hacía algunas semanas.
Cuando arribamos estaba por ejecutarse lo que se llamó “el ataque final británico” cuando las tropas británicas rodearon todo el entorno de Puerto Argentino,  donde descargaron toda su artillería.
Yo no estaba desacostumbrado a ese clima porque estaba destinado en Río Gallegos, donde hacía frío pero no era excesivamente húmedo como el de Malvinas.
Allí lo hostil eran los fuertes vientos. Como militar, uno supone que alguna vez puede enfrentar una guerra. Lo más cercano había sido el conflicto con Chile. 
Habíamos estado a punto de tener un combate el 23 de diciembre del ’78 aproximadamente. 
Nos habíamos preparado para tener un conflicto con Chile, pero jamás con Gran Bretaña. Era impensable ya que Río Gallegos era una escala obligada para los malvinenses (británicos) debido a que nosotros solíamos prestarles apoyo a sus pequeñas aeronaves; sin contar que en Malvinas funcionaba desde la década del ’70 los siguientes elementos argentinos: YPF en el aeropuerto – ENCoTel, y algún otro servicio más que no recuerdo. No, no era posible entrar en combate con Gran Bretaña. Teníamos algunos lazos con ellos en el Sur. El conflicto nos sorprendió tanto como a ellos. 
Mi batería se encontraba desplegada en los alrededores de la pista de aterrizaje del aeropuerto de Puerto Argentino.
Soportamos varios ataques de los buques británicos quienes nos cañoneaban casi todo el día, pero especialmente en las noches hacían tiro reglado y psicológico. 
Bombardeaban desde las 23 horas hasta las 06 horas de la mañana en forma continua sin descanso. No podíamos dormir ni comer ya que teníamos que estar atentos a los impáctos de las bombas.
Durante el día nos atacaban los cazas británicos. 
Nosotros repelíamos los ataques pero nos era difícil derribarlos ya que ellos volaban a mucha altitud y no teníamos alcance, pero al menos no pudieron neutralizar la pista de aterrizaje.
Y así combatimos todos esos días, sin descansar. Estábamos muy agotados y con varios días sin dormir. El 13 de junio en horas de la noche 2 Hércules nuestros intentaban despegar del aeropuerto de Puerto Argentino.
Uno alcanzó a despegar, pero al otro no lo dejaban las PAC (Patrol Air Combat) británicas. 
Eran 4 Harriers que orbitabán sobre el aeropuerto y nuestros C130 no podían salir. Nos ordenaron disparar a discreción abriendo un "paraguas" protector. 
Luego de 2 horas de ataques, las PAC desaparecieron (según dicen que 2 fueron derribadas, pero no nos consta ya que era de noche y solo veíamos nuestro propio fuego).
Finalmente el Hércules pudo despegar. Llevaba heridos para ser atendidos en Comodoro Rivadavia.
Al día siguiente, en el marco de la rendición la que no entendíamos por que sucedía, nos ordenan neutralizar los cañones ya que los ingleses no querían sobrevolar el aeropuerto porque no nos tenían confianza.
Estuvimos prisioneros en la zona del aeropuerto donde también concentraron tropas que venían rindiéndose de otros frentes de combate.
El día 16 de junio en la noche nos trasladan a Puerto Argentino. Nos encerraron en un apostadero (galpón) donde compartíamos la prisión con gente de Ejército y Armada. No teníamos agua. No nos daban agua. Pero en el galpón (que había oficiado de hospital de campaña), había muchas cajas con suero, así que tomábamos suero como para calmar la sed y, de paso, nos mantenía algo alimentados.
No sé cuantos días estuvimos prisioneros. Creo que cerca del mes. Perdí mucho peso. 
Un soldado británico del regimiento de paracaidistas  me custodia a punta de fusíl hasta un lugar señalado para hacer nuestras necesidades. Por alguna razón que desconozco empezó a gritar y a darme culatazos con su FAL en la espalda. Cuando me dio el culatazo final caí de boca sobre los marinos nuestros. Estuve inconsciente (me dijeron) y me inyectaron morfina ya que tenía dos costillas fisuradas y el dolor era insostenible.
Me cuentan que el sargento Collins que estaba al mando de ese regimiento me fue a ver a la barraca. Habló con mi superior y puso a disposición a su paramédico por si yo llegaba empeoraba. Tenían pensado evacuarme. Al soldado que me pegó lo estaquearon en señal de castigo por haber maltratado a un prisionero.
El traslado al continente se hizo en el rompehielos Irízar quien nos dejó en el puerto de Ushuaia y luego, en un avión de la gobernación de Tierra del Fuego, nos trasladaron a Río Gallegos.


Según nuestros registros, ya son más de 450 los ex combatientes que se suicidaron. El tema pasa por la contención. El 80% eran soldados. Ellos llegaron tras haber combatido en Malvinas y el Estado argentino lisa y llanamente los olvidó.
En el gobierno de Bignone se les dió la baja con todos los honores pero nada más. No hubo contención psicológica. 
Esos héroes empezaron a navegar en un mundo donde no podían convivir con los recuerdos, donde eran rechazados por la sociedad; eran “los locos de la guerra”. Algunos incluso no conseguían trabajo por ser ex combatientes.
Propiciado por la Federación de Veteranos de Malvinas se realizó un exámen psicofísico a todos los ex combatientes del país. De ese estudio surgió el centro piloto en Lanús, adonde fueron a parar todos los estudios.
Los especialistas llegaron a una conclusión: por el estrés postraumático, a partir de los diez años del conflicto, comenzaron a manifestarse tendencias suicidas o autoaniquilatorias". 




-Cuando le pregunto cuál es su posición respecto a UK. si siente enojo, odio, o solo lo tomó como comportamiento de guerra, el me responde:
No los odio. Fueron buenos enemigos. De hecho en el año 1998 estuve reunido con Rick Jolly en Mendoza. El había sido jefe de los paramédicos en Darwin. Muy buen tipo. Ellos, como nosotros, no odiamos. Nos tocó una época difícil y tuvimos que cumplir órdenes.
No estoy enojado con los ingleses. Ellos hacían su negocio. Estoy enojado con los locales porque Malvinas fue algo que debió hacerse de otra forma. Nos sumergimos en intrigas palaciegas...y así nos fue.

Hugo Mancini
Ex combatiente de Malvinas
Prisionero de guerra
Héroe de la Patria

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Nota
A.M.B
@desdemona_jna



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