En enero
del 2019 apareció una publicación de @EiExpedienteCol y @GustavoRugeles sobre unas
supuestas cuentas bancarias del IOR del Vaticano que implicaban a Juan Manuel
Santos, una hija de Chávez, Evo Morales, Diosdado Cabello, Nicolás Maduro y
demás tiranuelos latinoamericanos.
Se trataba de supuestamente cientos de
millones de euros que cada uno de ellos había escondido en una cuenta bancaria
del IOR y un supuesto diácono argentino Jorge Sonnante había descubierto la
situación habiendo sido también testigo del envío de unas cajas supuestamente
del CICR llenas de millones de dólares que Cristina Fernández había enviado al Papa Francisco.
Lo primero
que se me vino a la mente fue "esto es demasiado maravilloso y fantástico
para que sea cierto". Después de años exigiendo justicia contra estos
delincuentes que abusaron del poder en Venezuela, Colombia, Nicaragua, Bolivia,
Argentina, Ecuador y Cuba, apareció esta noticia "bomba" que prometía
acabar con todos estos mafiosos de un
tajo, y de ñapa echaba un baldado de agua fría sobre el indeseable de
Bergoglio que tiene al papado hecho una oficina de relaciones públicas de
cuanto politiquero socialista merodee por América Latina.
Bueno,
¿pero es que los mafiosos de tantos países se ponen de acuerdo para esconder su
botín todos en el mismo canasto? De lo que entiendo sobre las mafias, éstas no
actúan de ese modo cuando tienen un alcance internacional, así que la duda me
hizo detallar el tuit de El Expediente y puse atención a los números de cuenta
y sus supuestos titulares:
“Juan M. Santos” 001-3-16764 “Inc. Global Tuition
& Education Insurance Corporation”, “Cristina F. Kirchner” 001-3-14774-C
“Soleil Overseas Holding Ltd.”, “María G. Chávez” 001-3-14577 HSBC, Nicolás
Maduro 001-3-15924 “Gems Finance Limited”. Supuestamente las instituciones a
través de las cuales se manejaban las cuentas de esta gente. En este punto la
noticia llevaba apenas 12 horas de publicada, así que cuando hice una búsqueda
en Google de los números de cuenta, la publicación de El Expediente y sus
duplicados todavía no estaban indexados. En cambio sí estaba indexada la página
664 del libro God’s Bankers
Por ejemplo: la cuenta supuesta de Santos estaba a nombre de la Augustus Louis Jonas Foundation, y la de Kirchner a nombre de la Cardinal Francis Spellman Foundation. De hecho la vista en PDF del libro permite hacer búsqueda de palabras clave, y buscando “Juan Manuel Santos” o “Evo Morales”, o “Kirchner”, o “tuition & education insurance”, “soleil overseas”, etc., no aparece ninguna mención en todo el libro. Ahí es donde mi duda comenzó a hacerse sólida y vi esta publicación como un caso de fakenews. ¿Por qué todas las cuentas aparecían mencionadas en un libro que ya tenía varios años de existencia, pero bajo nombres totalmente distintos y sin ningún vínculo con estos personajes latinoamericanos? Era extraño pero tenía que haber más, así que seguí analizando los datos y documentos publicados por El Expediente y su fuente, el supuesto diácono Sonnante, a quien ya había visto en un extraño video declarando haber sido testigo de las cajas de dinero de la CICR enviados al Vaticano, solo que a pesar de la solemnidad con que él declaraba todo esto, el video ya había sido identificado como perteneciente a un contrabando de dinero en cajas falsas de la CICR atribuido a algún país árabe o a Brasil según la fuente, pero todo esto fue previo a la declaración de Sonnante.
Y mientras advertía otros detalles, encuentro a @desdemona_jna quien ya llevaba un trabajo bastante extenso desde Argentina desenmascarando a la “fuente” de El Expediente.
¿Entonces
por qué un medio que en Colombia ha hecho algunas investigaciones interesantes
sobre delitos cometidos por la izquierda terminó comprando un fakenews tan
grande como evidente? La única explicación que tengo fue la invitación que hizo
el lamentable terraplanista conspiranoico @GiuseppeNoc a @GustavoRugeles de
promover las fábulas de Sonnante, y el asunto desde ese punto llegó mucho más
lejos de lo que debía una vez que se lanzaron al agua con la “noticia bomba”.
Así me uno
a la campaña de Desdémona por desenmascarar a la fuente fraudulenta de El
Expediente, y voy conociendo más detalles sobre Sonnante, que no es el diácono
que dice ser, que ha estado metido en cantidad de líos por cheques sin fondo y
constantes montajes con documentos y hasta fotos, y todo tipo de publicaciones
falsas hábilmente basadas en noticias reales pero modificadas a su conveniencia
para incluirse como testigo estrella o protagonista, como pasó con las cuentas
bancarias del IOR que partieron de un caso real pero que él usó para cambiar a
los dueños de las cuentas y desde allí montar una fábula donde él queda como
“héroe”, todo un homenaje al narcisismo y la megalomanía.
Meses
después, en octubre del 2019, El Expediente en su insistencia en justificar el
fakenews que le compró a Sonnante publica unas entrevistas hechas por
@herbinhoyos donde le pregunta lo primero que yo noté: por qué la
inconsistencia entre los dueños de las cuentas en el IOR y otras organizaciones
que no tienen nada que ver con América Latina ni ningún político
latinoamericano.
(Video # 2,
minuto 2:02):
HH: ¿Por qué coinciden los números
de cuentas de la publicación del informe del instituto del Vaticano con los
números de cuentas que usted entrega, que usted ha mostrado? ¿Por qué coinciden
esas cuentas que para ese informe estaban a nombre de mafiosos y de otras
personas que el mismo IOR denunció y usted ya aquí las presenta con otros nombres?
JS: Sí, la verdad es algo
importante, porque las cuentas se van renovando y se van cambiando el nombre
para que no sean rastreadas.
HH: ¿Pero conservan el mismo número?
JS: Conservan el mismo número.
HH: O sea,
¿no tienen creatividad para cambiar el número de cuenta?
JS: Porque
hay un número total de cuentas que hubo que eran un poco más de 19000 cuentas y
en el 2014 se bajó a 14000 cuentas.
HH: ¿O sea que yo pude haber tenido
una cuenta en el banco del Vaticano a mi nombre, me la quitan, y ese número se
lo asignan a otra persona?
JS: Claro, cuando la persona ya no tiene más
esa cuenta o no reclama más esa cuenta porque murió o era un mafioso y tenía
esa cuenta en los años 70, 60 u 80, esa cuenta tiene dinero todavía. Va a una
cuenta maestra ese dinero, y esa cuenta se le da a otro cliente.
HH: Pero
bueno, eso es muy peligroso, porque imagínese haber tenido una cuenta en el
banco del Vaticano que antes estuvo a nombre de uno de la mafia siciliana y
después que la tenga un cardenal que no tenga nada que ver que sea limpio,
honesto y transparente.
…
JS: ¿Qué
pasa? La información es que esas cuentas que tiene eran secretas hasta el año
pasado (2018). Ni la Reserva Federal de los Estados Unidos sabía qué números
tenían de cuenta un mafioso en el IOR. Entonces ese era el privilegio que
tenían los que introducían sus dineros en el banco del Vaticano.
Así es como
Sonnante contesta a la gran pregunta: ¿Por qué los números de cuenta
investigados en el IOR en un caso REAL y publicados en el libro God’s Bankers
en el 2015 aparecen en su “denuncia” contra políticos latinoamericanos tres
años después, 2018? Pero lo que contesta tiene al menos dos enormes fallas:
Primero,
¿es cierto que un número de cuenta antiguamente vinculado a la mafia sea
asignado a un nuevo cliente del banco años después? Para empezar, aunque esto
es físicamente posible y algunos bancos lo hacen cuando tienen un número
limitado de cuentas, ¿qué posibilidades hay de que de entre miles de cuentas en
el IOR, justamente TODAS las contenidas en el mismo párrafo de God’s Bankers en
la página 664 a nombre de presuntos mafiosos investigados, terminaran siendo
las mismas reasignadas años después, uno a uno, a cada pillo, tiranuelo,
heredera o lugarteniente de este club de hampones del populismo latinoamericano?
Segundo:
¿cualquier particular puede abrir una cuenta en el IOR? Aquí hay otro problema,
porque el IOR solo permite cuentas para empleados del Vaticano e instituciones
católicas. Eso no me suena a que Santos, la hija de Chávez, Morales, Kirchner,
Cabello o Maduro estén incluidos en esa lista.
A partir de
aquí Sonnante comienza a añadir personajes populistas latinoamericanos a su
fábula del IOR, y en el caso de Bachelet pasa algo hasta chistoso:
Inicialmente
Sonnante publica un documento híbrido entre la Nunciatura Apostólica en Chile y
el IOR a nombre de Michelle Bachelet donde una columna “Número de cuenta”
aparece mal escrita como “Nuemro de
cuenta”. Algunos chilenos al notar esta falla se burlan de Sonnante y al
“genio” no se le ocurre nada más astuto que volver a publicar el mismo
documento CORREGIDO y diciendo que “lo hackearon”. Y claro, al hacker no se le
pasó por la mente mejor idea que simplemente escribirle mal una palabra
pudiendo haber alterado el monto total del saldo de 206 millones de euros, el
número de la cuenta o algo más relevante que el título de una columna.
Esto es lo que describe toda la fábula de Jorge
Sonnante sobre las supuestas cuentas en el IOR, una fantasía basada en datos
verídicos pero modificados y adaptados en una versión conspiranoica y falsa
donde él se inserta como héroe para engañar a toda la derecha latinoamericana
ansiosa de ver caer a sus enemigos. Aquí es donde tenemos que diferenciarnos los
seguidores de la verdad y los fanáticos que solo persiguen ilusiones y compran
humo porque creen que el mundo funciona a base de escándalos fáciles y no de
hechos probados con trabajo y dedicación.
Diegoth
No hay comentarios:
Publicar un comentario